domingo, 18 de octubre de 2009

A una Mujer

¿Qué hay de malo, en querer cuidar a una mujer, si ella te cuida a ti? Las mujeres tienen fuerzas y capacidades que asombran a los hombres.
Ellas, se encargan de los niños, pueden sobrellevar penas y situaciones muy “pesadas”, sin embargo tienen espacio para la felicidad, el amor y la alegría.
Ellas sonríen cuando quieren gritar, cantan cuando quieren llorar, lloran cuando están contentas y ríen cuando están nerviosas. Pero al mismo tiempo que tienen toda esa fortaleza interior, son capaces de esperar impacientes una llamada de teléfono de su esposo o de sus hijos, sólo para oír sus voces y saber que llegaron sanos.
Las mujeres tienen cualidades especiales, por eso siempre se ofrecen para buenas causas. Son voluntarias en hospitales, llevan comida a los necesitados, trabajan como niñeras, amas de casa, abogadas y solucionan problemas entre niños y vecinos. Además se adaptan a lo que sea necesario, por eso usan trajes, vaqueros, uniformes y minifaldas.
Las mujeres recorren largos caminos para conseguir la mejor escuela para sus hijos y la mejor atención para la salud de su familia.
Ellas no aceptan un "no" como respuesta cuando están convencidas que hay una solución. Saben perdonar.
Son extremadamente sensibles e intuitivas y los hombres no acaban de entender por qué ríen o lloran ante un nacimiento o un matrimonio. Sin embargo hay más, esa sensibilidad e intuición también les permite saber que un abrazo, un beso y decir te amo en el momento oportuno, puede sanar un corazón roto.
Una mujer puede lograr que una mañana, una tarde o una noche romántica sean inolvidables. Las mujeres vienen en todos los tamaños, colores y formas; viven en casas, palacios o cabañas. Ellas corren, caminan, pueden usar un automóvil tanto como una computadora.
Las mujeres tienen mucho qué decir y mucho para dar. El corazón de las mujeres hace girar el mundo. Y a cambio, todo lo que ellas esperan es un abrazo, un beso o una caricia.
El amor que ella entrega apasionada e inocentemente al hombre a quien ama, es el mismo que le impulsa a cuidar a su amado cuando está enfermo o simplemente prepararle una taza de té en las frías noches de invierno.
La belleza de una mujer no está en la ropa que lleva, en su figura o en la forma en que se peina. Si quieres descubrirla, tendrás que mirarla a los ojos, que es la puerta de su corazón, donde reside la esencia de su alma. La belleza de una mujer aumenta con el paso de los años.
Comparte este mensaje con tus amigos, para que sepan reconocer una verdadera mujer cuando toque a su puerta y no la dejen ir.

¿EXISTE EL MAL?

Ocurrió en Alemania al inicio del siglo 20. Durante una conferencia con varios universitarios, un profesor de la Universidad de Berlín, propuso un desafío a sus alumnos con la siguiente pregunta: -¿Creó Dios todo lo que existe? Un alumno respondió valientemente: -Sí, Él creó todo lo que existe… Preguntó nuevamente el maestro: -¿Dios realmente creó todo lo que existe? -Sí señor, respondió el joven. El profesor, dijo: -Si Dios creó todo lo que existe, ¡entonces Dios hizo el mal, ya que el mal existe! Y si decimos que nuestras obras son un reflejo de nosotros mismos, entonces Dios es malo, porque el creo el mal. El joven se calló frente a la respuesta del maestro, que se regocijaba de haber probado, una vez más, que la fe era un mito. Otro estudiante levantó la mano y dijo: -¿Puedo hacerle una pregunta, profesor? -Claro que sí, fue la respuesta del profesor. El joven se puso en pie y preguntó: -Profesor, ¿el frío existe? -¿Pero que pregunta es esa?… Lógico que existe, ¿o acaso nunca sentiste frío? El muchacho respondió: -En realidad, señor, el frío no existe. Según las leyes de la Física, lo que consideramos frío, en verdad es la ausencia de calor. Todo cuerpo u objeto es factible de estudio cuando posee o transmite energía; el calor es lo que hace que este cuerpo tenga o transmita energía.El cero absoluto es la ausencia total de calor; todos los cuerpos quedan inertes, incapaces de reaccionar, pero el frío no existe. Nosotros creamos esa definición para describir de qué manera nos sentimos cuando no tenemos calor. -Y, ¿existe la oscuridad? Continuó el estudiante.
El profesor dijo: -Por supuesto que existe. El estudiante respondió: -La oscuridad tampoco existe. La oscuridad, en realidad, es la ausencia de luz. “La luz la podemos estudiar, pero la oscuridad, no” A través del prisma de Nichols, se puede descomponer la luz blanca en sus varios colores, con sus diferentes longitudes de ondas, pero eso es imposible con la oscuridad. -¿Cómo podemos saber cuán oscuro está un espacio determinado? -Solo con base a la cantidad de luz presente en ese espacio. Porque la oscuridad es una definición utilizada por el hombre para describir qué ocurre cuando hay ausencia de luz. Finalmente, el joven pregunto nuevamente al profesor: -Señor ¿El mal existe? El profesor respondió: -Por supuesto, como afirmé al inicio, vemos robos, crímenes, violencia en todo el mundo. Esas cosas son del mal. El estudiante, dijo: -“No Señor, el mal no existe o por lo menos no existe por sí mismo. El mal es simplemente la ausencia del bien… De conformidad con los anteriores casos, el mal es una definición que el hombre inventó para describir la ausencia de Dios” Dios no creó el mal. El mal es el resultado de la ausencia de Dios en el corazón de los seres humanos. Es igual a lo que ocurre con el frío cuando no hay calor, o con la obscuridad cuando no hay luz. El joven fue aplaudido de pie por los demás alumnos y el maestro, moviendo la cabeza, permaneció en silencio. El director de la Universidad, se dirigió al joven estudiante y le preguntó: -¿Cuál es tu nombre? -Me llamo, ALBERT EINSTEIN